Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York: el número 64 de Perry Street, con su ya mítica escalinata.
Lo que en la ficción se nos presentaba como un edificio de
apartamentos es, en realidad, una vivienda única cuya fachada se ha
convertido en uno de los enclaves más visitados por los turistas en la
gran manzana tras el éxito mundial de la serie.
Eso sí, la fama de esta fachada está compartida con la de justo al lado, la número 66 de Perry Street,
que fue la que se usó a partir de la cuarta temporada, no sabemos cuál
fue el problema de los productores con los antiguos dueños de la casa
que ahora se vende… Inmueble que, por cierto, se está usando más para
especular que para usarlo como hogar, pues ya fue vendido el pasado mes
de noviembre. No han pasado ni seis meses y sus propietarios ya lo están
revendiendo. 650.000 dólares más caro de lo que lo compraron, claro.
Aunque si echamos un vistazo al interior de la casa, poco tiene que
ver con los coquetos y acogedores espacios del pequeño apartamento donde
Carrie escribía las profundas (ejem) reflexiones de sus columnas. Y es que todos los interiores de su piso en la serie estaban creados en un plató.
Ya sabéis, si tenéis nueve millones de euros a mano y os apetece bajar y subir cada día los famosos escalones emulando a Sarah Jessica Parker,
ésta es vuestra casa. Pero luego no os quejéis si cuando salís a
comprar el pan, os encontráis una horda de turistas haciendo fotos a
vuestras ventanas o vídeos frikis.
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